Año nuevo, misma vida

sábado, 12 de enero de 2013
Hoy después de mucho pensarlo decidí crear este blog para hacer catarsis.

Mi intención no es alentar a nadie a que siga este estilo de vida. Lo único que pretendo es compartir con ustedes mi historia, mi día a día y las dificultades que va poniendo la vida en mi camino.

Decidí llamarme Alma (no es mi nombre verdadero pero por razones obvias no puedo poner el real). Leí muchísimos blogs hasta decidirme a crear el mio porque en muy pocos logré encontrar tan sólo parte de mi historia reflejada. No tengo la misma historia que muchas y sin embargo sufro día a día lo mismo.



No sé exactamente hace cuándo comenzó todo esto pero a veces creo que vine configurada de esta forma desde el día en que nací. Mi mamá me contó que cuando era tan solo un bebé me negaba a comer y por esa razón dedicó muchas fuerzas a lograr que coma. Cuando ya podía alimentarme por mis propios medios la lucha de ella continuó; yo seguía sin comer. Recuerdo que ponía un pedazo de comida en mi boca y podía masticarlo hasta que se disuelva. Mi mamá me decía que coma y yo le mostraba que todavía tenía la comida en la boca.

Cuando tenía 11 años mi mamá se decidió a darme vitaminas para generarme apetito: la maldita "Polper B12". Hasta ese entonces yo era una de las chicas "más populares" (por así decirlo) de mi clase. Junto con otra amiga eramos las mejores alumnas y las que más nos llevábamos con los chicos. Luego mi vida cambió. La maldita vitamina comenzó a hacer efecto y yo comencé a comer como nunca antes lo había hecho. Nunca me sentí gorda en ese entonces. Luego de muchos años miré fotos y recién me di cuenta que fue la época de mi vida que más rellenita estuve.

Nunca fui lo que se dice "gorda". No se lo que se siente que te discriminen por tener un par de kilos de más pero sí se lo que se siente que te discriminen por tener una estatura bastante inferior a la del promedio. Mi estatura no es otra cosa que la consecuencia inevitable de ser hija de padres petizos y de negarme a comer como se debía durante las épocas de desarrollo. Es así como ahora con 20 años (próximamente 21) mido 1,51 mts. y me contento de pasar el metro y medio. Es humillante y es algo que lamentablemente no se puede resolver ni con dietas, ni con ejercicio, ni con crujías, ni con nada. Es algo que recién hace pocos años logré aceptar e intentar realizar mi vida sin que ello la condicione.

Nunca dejé de comer porque me sentía gorda. Sinceramente no sé cuales fueron las razones por las que no lo hacía cuando era chica o en mi adolescencia. No era algo que me importe ni que me llame la atención la comida. Lamentablemente hoy en día no puedo decir lo mismo.

El peso comenzó a preocuparme realmente hace poco más de un año, justo antes de irme de vacaciones con quien en ese entonces era mi novio (A partir de ahora lo voy a llamar "G"). Había estado muy nerviosa por la facultad (tuve una crisis que casi hace que me cambie de carrera) y como consecuencia había subido un poco de peso por lo que me propuse dejar de comer chatarra y limitarme a comer comida sana pero sin restricciones. Siempre fui dentro de todo delgada pero esas vacaciones subí de peso; no mucho pero subí. Mi peso máximo (calculo yo porque no me pesé nunca durante esa época) fueron 46 Kg. aproximadamente. Yo ni cuenta me había dado de la subida de peso hasta que volví a la facultad y mis amigas me dijeron que estaba "más linda porque tenía la carita más redonda". No me olvido más de esa frase. Para mi no era un alago que me digan que me veía "linda" por tener la cara cual plato (por desgracia tengo la cara demasiado redonda y envidio a aquellas chicas que por más que tengan un par de kilos de más tienen la mandíbula y los pómulos marcados).

Decidí no comer tanto como lo venía haciendo para recuperar mi peso anterior y en un par de meses bajé hasta los 43 Kg.

Luego llegó Mayo. Fue un infierno para mi porque corté con mi novio (una relación tormentosa demasiado larga como para contar ahora). Estaba destrozada pero no pretendía dejarme caer así que comencé el gimnasio y debido a la angustia comencé a bajar de peso rápidamente. En dos semanas bajé hasta los 40 Kg. Lo único que hacía era llorar, ir al gimnasio, a la facultad y evitar la comida.

Comencé a salir más con mis amigas y a recibir halagos por mi cuerpo (que antes nunca había recibido). Mi autoestima subió y eso me ayudó a seguir firme. Sin embargo mi familia comenzó a decirme que había bajado mucho de peso y que no debía seguir haciéndolo. A mi poco me importó siempre lo que me dijeran.

Luego de un par de meses volví con G. Todo parecía mejorar y terminé dejando el gimnasio pero nunca abandoné completamente a Ana. Dejé de preocuparme por las calorías y comencé a hacer una vida relativamente un poco más normal.

Sin embargo, la historia con G es un imposible en el que siempre caigo. Es el gran amor de mi vida y siempre lo va a ser pero ya no sé cuál es la razón que me hace amarlo. En Diciembre me peleé definitivamente de él y me hundí en una enorme depresión y Ana me rescató con todas sus fuerzas.

Dejé de comer prácticamente y decidí dejarme morir de hambre hasta que él me salve. Bajé hasta los 36 Kg. y es así como hasta ahora sigo esperando a ese hijo de puta que jamás va a salvarme porque nunca le importé realmente. Es el único que podría haberse dado cuenta de lo que realmente sucedía conmigo.

Me extendí mucho con la presentación jaja. Otro día les cuento lo que es mi historia con G porque a veces pienso que es para escribir un best seller jaja.

Las quiero princesas y espero que entiendan mi historia.

1 comentarios:

  1. Unknown dijo...:

    Hola, mi nombre es francisca y soy de chile. Me motivo tu historia y es por eso que quisiera poder comunicarme contigo. Mi mail es fra.oettinger@hotmail.es
    te agradecería que me escribieras

Publicar un comentario